La Fabi en Córdoba con Manuel Parrilla
[icon type=»glyphicon glyphicon-bullhorn» color=»#0085a1″]Â Noches Ãntimas en el AlmÃbar
Llevábamos tiempo queriendo recibir a La Fabi en Córdoba para poder escuchar su cante.
Por desgracia, nunca habÃamos tenido ocasión de hacerlo y esa misión de traerla a Córdoba nos tocaba a nosotros. No tuvimos duda a la hora de elegir su guitarra. Manuel nos cautivó hace tiempo en un grandÃsimo recital junto a Miguel Lavi y tenÃamos muchas ganas de volver a disfrutar de su toque. Escuchar la guitarra de Manuel Parrilla  deberÃa convalidar asignaturas en la carrera de guitarra… y de la vida. De ese toque hay que beber porque tiene la capacidad de transformar la tradición en toque moderno.
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La Fabi es puro veneno. Veneno que engancha desde el primer picotazo. Desde el primer ay por levante hasta el último suspiro que dio por unos apoteósicos fandangos , tuvo a los allà presentes envueltos en una nube de delirio. Ella trasmite pasión, y genio… mucho genio. Es imposible evitar pensar en caballos a galope recorriéndole las venas. Cuando mueve los brazos, lo hace con garra. Cuando cierra los puños, deben sangrarle hasta las palmas. Tiene un quejÃo que duele, pero impregnado de miel de romero que deja un gustazo en el oÃdo que la gente no puede reprimir sus ganas de jalearla a cada instante.  Manuel le echa leña al fuego con unos ligados marcados por su impertérrito ritmo que te dan en la carita como aire mañanero.
El recital sigue su cauce, ‘arremangao’ desde el primer momento. Después del cante por Levante, el compás de Zambullo y Dani Navarro elevan el éxtasis al máximo grado en unas AlegrÃas de libro. ¡Vaya manera de rematar el cante! Pero no quiso todavÃa sentenciarnos. La Fabi en Córdoba quiso que en el descanso no pudiéramos hablar de otra cosa que no fuera ella. Quiso que el respetable saliera a tomar aire a la calle temblándoles aún las manos. Hubo hasta a quien se le cayó la copa de vino. Porque los dos últimos cantes de la primera parte no hicieron otra cosa que rompernos el alma. Soleá por BulerÃas y Fandangos Naturales… «sostened como podáis vuestro cuerpo al levantaros de la silla»… parecÃa que nos decÃa. ¡Qué maravilla!
Veinte minutos para reponer fuerzas y algunos volvÃan al patio asustados, sin saber lo que les esperaba. Y al igual que en la primera parte, volvió a comenzar sobria, seria; sabe perfectamente qué transmiten los cantes y asà lo refleja su cara en cada uno de ellos. Ahora le tocaba el turno a la Seguiriya y aquà no se puede bromear. Se nota que vive cerca de Jerez, pero su cante no tiene lÃmites ni ataduras.  Encarando el fin del recital, el ambiente ya demandaba fiesta y asà fue correspondido: Tangos y BulerÃas para llenar los rostros de sonrisas cómplices, de esas que buscan una cara amiga para responder con un estupefacto “¡¡¡Buffffff!!!â€.
Y termina como en las grandes citas, con el público en pié agradeciendo con sonora ovación el auténtico regalo que La Fabi en Córdoba nos hizo junto a Manuel Parrilla. Se pidió un bis, y generosa lo hizo y se fue por la puerta grande, como las grandes cantaoras, habiendo dejado un sabor de boca que por mucho que pasen los años, nunca podrá ser borrado.
¡Viva el almÃbar!